El director general de ASEDAS, Ignacio García Magarzo, hace un repaso de cómo afronta el futuro el sector de la distribución alimentaria. En una entrevista publicada en el marco del informe Supermercados de la revista Alimarket, se analiza la situación en relación a la legislación medioambiental, los modelos comerciales y la necesidad de captar y retener talento motivado. Se puede ver la entrevista completa en Alimarket.es
- ¿Cómo afronta 2024 el sector de supermercados y cuáles son las expectativas?
Las empresas de supermercados se enfrentan todavía a elementos de incertidumbre que pueden impactar en el sector de la alimentación y en el comportamiento que puede tener el consumidor tras la crisis inflacionista, aún no completamente superada. Por lo tanto, van a tener que seguir incidiendo en aplicar y consolidar medidas destinadas a la recuperación de rentabilidad a través de planes de contención de costes, de reducción de costes de energía y de captación de clientes.
Otra circunstancia que preocupa mucho y que puede influir de manera determinante en el sector es la enorme presión normativa que éste sufre, y que incide directamente en los costes operativos. En 2023, el comercio tuvo que aplicar 3,1 normas nuevas o modificadas cada día, de las que un gran número llegan de la Unión Europea y se refieren a temas medioambientales. La sostenibilidad es un objetivo irrenunciable, pero muy costoso para toda la cadena, incluyendo el consumidor, y es necesario racionalizar los plazos y flexibilizar la manera de alcanzar dichos objetivos para no poner en riesgo la competitividad de las empresas.
- ¿De qué manera continuará impactando la subida de precios en el mercado, tanto en los hábitos de compra como en las estrategias comerciales de las cadenas?
El último informe de McKinsey y EuroCommerce apunta a que todavía los costes de producción van a continuar altos y también va a persistir la presión sobre los márgenes que las empresas de distribución han sufrido en los últimos meses y que ha sido un factor fundamental para no registrar mayores subidas de precios. A pesar de ello, este informe apunta a que podría haber una recuperación del consumo, especialmente en productos de más valor. En todo caso, el consumidor que sale de esta última crisis es más infiel -tanto en lo que se refiere a marcas como a enseñas de supermercados- y más consciente de la amplia oferta que tiene a su disposición, por lo que la competitividad en el modelo de distribución español va a seguir siendo la respuesta de las empresas para atraer clientes a través de la excelencia en el servicio y de una oferta adecuada a su demanda.
- ¿Cuáles son a grandes rasgos las principales tendencias en cuanto a modelos comerciales?
La proximidad sigue siendo la característica que mejor responde a las necesidades de los consumidores, que año tras año se mantienen fieles a este modelo. El supermercado y el autoservicio de proximidad tienen la capacidad de llevar muy cerca de las casas de los consumidores españoles una alimentación completa, variada, segura y a precios competitivos; pero, además, la enorme competitividad entre empresas y formatos hace que el consumidor goce de una gran capacidad de elección que le permite ajustar su compra de alimentación a sus necesidades particulares. El modelo del que disfrutamos en España tiene consecuencias positivas en materia de salud -posibilidad de hacer compra completa y variada, de acudir a pie al supermercado…-, de vertebración territorial -en España no existen los desiertos alimentarios-, de vertebración social -acceso fácil y cercano a todo tipo de perfiles-, etc.
- ¿De qué manera la omnicanalidad y el análisis de datos está sirviendo para afinar y reformular las propuestas comerciales?
Las nuevas tecnologías son herramientas muy útiles, y diría que imprescindibles en este momento, para recoger información sobre las necesidades de los consumidores, que son muy variadas y cambian con rapidez. Ajustar la oferta que éstos encuentran en los lineales tiene consecuencias positivas no solo desde el punto de vista comercial y de servicio, sino también desde el punto de vista medioambiental para adecuar las producciones a la demanda -en un esfuerzo que debe ser común a toda la cadena agroalimentaria- y para evitar el desperdicio alimentario, entre otros. En estos momentos, estamos todos expectantes ante las posibilidades que puede abrir la inteligencia artificial en este campo y que todavía no están completamente exploradas.
La omnicanalidad, por otro lado, es solo una parte de las nuevas tecnologías aplicadas a la distribución alimentaria. El hecho de que el consumidor tenga una variedad de canales en los que hacer sus compras de alimentación le ofrece una mayor capacidad de elección. El canal online todavía tiene un amplio recorrido de desarrollo para que sea rentable económica y para que esté accesible a todos los consumidores, independientemente de donde vivan, como lo es el canal físico.
- Los supermercados regionales están ganando notoriedad, ¿Qué destacaría de este grupo de empresas y qué factores definiría como claves de su éxito en la distribución?
La fortaleza de las cadenas regionales es un signo definitorio y particular de la distribución alimentaria en España. Entre otras cosas, se caracterizan por su estrecha relación con el territorio y su personalidad diferenciadora especialmente en lo relativo a los productos frescos. Este tipo de supermercados son una parte muy importante de nuestro modelo de distribución, que se caracteriza por su alta competitividad derivada de un mayor equilibrio entre formatos y tipos de empresas que en otros países de nuestro entorno. En este sentido, una parte importante de este modelo son las centrales de compra, que agrupan a todo tipo de cadenas regionales -de gran, mediano o pequeño tamaño- y les permiten tener estructuras competitivas y consolidadas.
- ¿Cómo vislumbra el futuro del sector?
El sector se enfrenta a tres grandes retos: la digitalización, la economía circular y la descarbonización y la gestión del talento. El compromiso estratégico para llevar a cabo estas transiciones es firme y se están haciendo ya importantes inversiones para llevarlas a cabo. El sector tiene la capacidad de convertirse en palanca de cambio frente a la sociedad para abordar estos grandes desafíos, pero para ello también necesita ayuda. Lo que requieren las empresas es una legislación que aporte seguridad jurídica, flexibilidad para cumplir los objetivos y que permita a las compañías elegir la mejor manera para alcanzarlos. En este sentido, un mayor reconocimiento social y político de su papel en la sociedad y en la economía sería una muy buena manera de abordar el futuro del sector.
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