Si el origen de las frutas y hortalizas expuestos en los lineales están siempre en el punto de mira, en el caso de los supermercados valencianos y los cítricos ese control se hace más férreo. Desde Asucova, Pedro Reig explica cómo gestiona la distribución su oferta de frescos y subraya que “cada vez el consumidor está más concienciado y es más exigente con el producto de proximidad, pero, antes que el origen, el consumidor siempre antepone la calidad del producto a un precio adecuado”.
Valencia Fruits. Estamos terminando la campaña de cítricos nacional y un año más los supermercados, y más los valencianos, han estado en el punto de mira con los productos importados. ¿Podría explicar cómo se realizan los programas de compras desde los supermercados y si hay que recurrir a producto importado en algunas situaciones o fechas?
Pedro Reig. La campaña de cítricos este año arrancó muy bien en general. Tanto la naranja como la mandarina han ido muy bien, si bien es cierto que prosigue la tendencia de los últimos años y el consumo continúa descendiendo levemente. Por otro lado, el limón está pasando por uno de sus peores momentos y ha atravesado una de las campañas más delicadas que se recuerdan.
Supermercados valencianos: “Contamos con un modelo amplio, variado y diverso y, sobre todo, con una enorme competencia, que es la máxima garantía de que el consumidor recibirá el mejor producto al mejor precio posible”
Respecto al origen de los cítricos en los supermercados es un tema que ya hemos comentado muchas veces. Siempre que haya producto nacional en cantidad y calidad, en los supermercados valencianos habrá producto nacional. Únicamente importamos producto cuando aquí no es temporada y, por lo tanto, no hay producción. Hemos demostrado con ejemplos nuestra apuesta por el producto local y nacional, alargando las campañas tanto de naranja como de mandarina el máximo tiempo posible siempre que mantenga la excelente calidad que demandan nuestros consumidores. Para dejarlo muy claro, nuestros supermercados prefieren siempre el producto nacional, la cuestión es que en determinados meses del año no hay, y el consumidor quiere comprar y consumir naranjas, mandarinas, limones y pomelos todo el año.
Tenemos muy claro nuestro compromiso con el territorio y lo venimos demostrando desde hace mucho tiempo, comprando cada vez más producto nacional y manteniéndolo durante más tiempo en el lineal. Además, hemos ido trabajando con las organizaciones más importantes del sector y con la Administración, dando nuestro punto de vista sobre cómo mejorar la competitividad del sector, para seguir siendo competitivos y referentes en la calidad que tenemos en cítricos y que nos permite ofertar en nuestros lineales.
Reciprocidad: “No podemos ser nosotros quien ejerzamos de distribuidor y a la vez de regulador y controlador”
VF. ¿Cómo ven desde la perspectiva de distribuidores la falta de reciprocidad entre las exigencias a los productos intracomunitarios y los de terceros países?
PR. Desde Asucova, junto a sus empresas asociadas, llevamos más de 15 años de relación con el sector agrario, mejorando cada año la interlocución y el diálogo para entender mejor su problemática y su engranaje.
En primer lugar, nos parecen una reivindicación justa que las autoridades europeas igualen en lo que sea posible las condiciones exigidas a los productores europeos y a los productores de países terceros y que las autoridades españolas controlen mejor esa mercancía. Lo manifestamos con la exigencia del tratamiento en frío en origen y lo seguimos diciendo ahora, cuando las exigencias en uso de fitosanitarios están llegando a poner en riesgo la supervivencia de ciertas variedades de productos agrícolas como, por ejemplo, del arroz bomba. Pero no podemos ser nosotros quien ejerzamos de distribuidor y a la vez de regulador y controlador.
VF. ¿Cómo han visto evolucionar el consumo de frutas y verduras en un año en el que los precios han tomado protagonismo? ¿Qué les transmiten desde los supermercados asociados?
PR. El consumidor es enormemente sensible a los incrementos de precio, y las frutas y verduras no han sido una excepción, debido a las subidas de costes de producción en origen. Lo que hemos visto es que, ante este escenario, los consumidores han buscado y han podido encontrar en los establecimientos comerciales alternativas de productos gracias a un surtido amplio, no sólo en frescos sino también en producto congelado, que ha actuado en determinados productos como sustitutivo del fresco… Todo esto ha supuesto que el incremento del gasto de alimentación en el canal supermercados haya sido 10 puntos menos de los que se han incrementado los precios en alimentación.
VF. ¿Qué es lo que demanda una cadena de distribución a sus proveedores de productos frescos?
PR. Lo primero es garantizar la seguridad alimentaria y la calidad del producto, que será elegido por el consumidor cuando está en su momento óptimo de consumo. A partir de ahí, es importante considerar la capacidad del proveedor abastecer con continuidad y con unos estándares de calidad y precio. Finalmente, tenemos el volumen, que es elevado.
Proximidad: “Siempre que haya producto nacional en cantidad y calidad, en los supermercados valencianos habrá producto nacional”
Nuestro negocio es un negocio de volumen y rotación. Para todo esto, siempre optamos por proveedores locales y nacionales (más del 80% de nuestras compras son a proveedores de aquí) y son ellos quienes en determinados momentos recurren a producción de países terceros. Es importante destacar que cada vez el consumidor está más concienciado y es más exigente con el producto de proximidad, pero, antes que el origen, el consumidor siempre antepone la calidad del producto a un precio adecuado.
VF. En una comunidad como la valenciana donde la agricultura es fundamental, ¿cómo valoran el factor proximidad a la hora de hacer sus compras? ¿El consumidor ponen en valor la proximidad?
PR. Hay una conciencia creciente hacia lo próximo y saludable y, además, el consumidor se está posicionando cada vez más en este sentido, pero hay que destacar que el driver dominante es la salud y lo próximo se relaciona con más saludable y más sostenible y, por eso, estas tendencias también emergen con fuerza. Dicho esto, es importante destacar que el consumidor está siempre abierto a nuevos productos, a lo nuevo, y aquí no se prioriza tanto el origen como la novedad. En resumen, es importante destacar que cada vez el consumidor está más concienciado y es más exigente con el producto de proximidad, pero, repito, antes que el origen, el consumidor antepone la calidad del producto a un precio adecuado.
VF. ¿Qué modelo de supermercado es el que está teniendo más éxito en la Comunitat en los últimos años?
PR. En la Comunitat Valenciana contamos actualmente con algo más de 2.200 tiendas de lo que llamamos distribución alimentaria organizada, esto es, autoservicios, supermercados e hipermercados que pertenecen a un total de unas 50 empresas o cadenas. Todo esto en un universo de alrededor de 14.000 establecimientos de alimentación. Por tanto, contamos con un modelo amplio, variado y diverso y, sobre todo, con una enorme competencia, que es la máxima garantía de que el consumidor recibirá el mejor producto al mejor precio posible. En este universo, el modelo de supermercado ha sido el que más ha evolucionado, por disponer de un surtido amplio y variado, pero también próximo a los hogares. El modelo de supermercado también evoluciona y actualmente estamos conviven los modelos más pequeños y de proximidad (conveniencia) junto a un crecimiento en la superficie media de la sala de ventas, dando lugar a un mayor crecimiento en superficie que en número.
VF. Teniendo en cuenta esa progresión, ¿cómo cree que será el supermercado del futuro y cómo se presentará la oferta de frescos?
PR. Los drivers principales son salud, comodidad y proximidad. Todo ello en un contexto de hipersegmentación del consumidor, con un modelo de cliente híbrido caracterizado por convivir varios tipos de consumidor en una misma persona, según el momento y el lugar en que se produce el acto de consumo. El rol actual del supermercado es que hemos pasado de ser un lugar de aprovisionamiento para “llenar barrigas” a ser un espacio de utilidad que ayude a la gente a vivir y alimentarse mejor. Y en esa transición tenemos detrás a una industria agroalimentaria (incluyendo la producción) que es referente en Europa. Pero, para realizar esa transición, nuestras empresas necesitan más facilidades desde la administración y una mejor regulación, evitando la sobrerregulación. Vivimos en una época de cambio en la que las empresas y también sus empleados ya se han acostumbrado a ser flexibles al máximo, no solo para adelantarse a las nuevas tendencias de consumo, sino para afrontar los cambios —que ya percibimos— en la producción de alimentos derivados del cambio climático y de un nuevo modelo económico marcado por la economía circular, cuyo coste de transición aún no se ha valorado adecuadamente y no debería poner en riesgo el modelo que ha permitido configurar con éxito nuestro sistema de distribución comercial.